CIUDAD DE MÉXICO — Los cinco candidatos que aspiran a la
presidencia del país protagonizaron este domingo el primer debate oficial.
Con un nuevo formato en el que los candidatos tuvieron
réplicas y preguntas directas de los moderadores, los cinco contendientes
debatieron sobre corrupción, inseguridad y democracia; el resultado de esta
puesta en escena, es poco probable que cambie sustancialmente las preferencias
mostradas en las encuestas, en las que hasta el momento aventaja cómodamente el
candidato a la presidencia Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de Juntos Haremos
Historia y a quien le sigue Ricardo Anaya, candidato de Por México al Frente.
López Obrador (quien encabeza la alianza de Morena, el
Partido Encuentro Social y el Partido del Trabajo) tiene una intención de voto
del 48 por ciento. Eso le da una ventaja de 22 puntos porcentuales respecto a
Anaya (candidato de la coalición del Partido Acción Nacional, Partido de la
Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano) y lo deja muy por encima del 18
por ciento de intención de voto para el candidato del gobernante Partido
Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade.
Los pronósticos sobre las estrategias de los candidatos de
cara al debate también se vieron confirmados en los esfuerzos focalizados de
los cuatro contendientes en atacar y subrayar propuestas de López Obrador en
las que consideran hay inconsistencias. En ese sentido, distintos analistas
concluyeron que el líder de Morena ganó en sus términos porque no perdió su
posición; es decir: por lograr esquivar o “librar” los ataques.
“Si en otros ciclos electorales López Obrador fue el
candidato enojado —y eso provocaba miedo—, ahora hay tanto enojo que AMLO se
nos presenta como el candidato sereno y conciliador”, observó Bravo Regidor.
El debate consistió en gran medida en un esfuerzo de los
candidatos por debilitar al puntero, al criticar sus propuestas más polémicas,
como la amnistía a criminales, en un momento en el que los índices de
homicidios han alcanzado niveles históricos.
Anaya destacó en articulación y elocuencia: los analistas
coinciden en que se mostró como el mejor preparado, firme y convincente en el
contexto del debate. Este desempeño favorable podría significar un
fortalecimiento del candidato en las encuestas y de su posición como el
opositor más fuerte al candidato de Morena.
Sin embargo, Anaya llegó al debate golpeado por acusaciones
—no comprobadas aún— de un presunto lavado de dinero por la compraventa de una
nave industrial, lo que algunos consideraron una “guerra sucia” lanzada en su
contra a principios de este año.
Por su parte, el abanderado priista, Meade, no ha logrado
corregir durante el debate lo que muchos consideran su “falla de origen”: haber
sido postulado por el PRI tras un sexenio con los índices de aprobación más
bajos en dos décadas para el partido oficialista.
Ante los ataques de Anaya en los que subrayaba escándalos de
corrupción de la actual gestión priista encabezada por Enrique Peña Nieto, el
candidato del oficialismo no pudo hacer o decir mucho para que sus propuestas y
argumentos (“Voy a gobernar para ti y nadie más”) amortiguaran los golpes.
El candidato independiente Jaime Rodríguez, conocido como el
Bronco, fue quizá la sorpresa del debate al exhibir una bala ante las cámaras a
menos de un minuto de iniciada la jornada, para hablar sobre cómo él ha sido
víctima de la violencia que azota al país, haciendo referencia al asesinato de
su hijo.
El gobernador con licencia del estado de Nuevo León también
protagonizó uno de los momentos más extravagantes del debate cuando propuso
“mocharle [cortarle] la mano a quien robe” como parte de su estrategia para
resolver la corrupción.
La otra candidata independiente en la contienda, la ex
primera dama Margarita Zavala, defendió de manera sostenida como estrategia de
seguridad la llamada guerra contra el narcotráfico, iniciada por el
expresidente Felipe Calderón, su esposo. Zavala reafirmó una plataforma que
asegura es a favor de las mujeres, pero su desempeño fue calificado por los
expertos consultados como pobre, tanto en forma como en contenido.
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